FRENTE AL CAPITALISMO EN CRISIS SOLO HAY UNA ALTERNATIVA: REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
   
  -
  Por qué Estados Unidos asume el comando Político-Militar de Haití?
 
 ¿Por qué EEUU asume el comando político-militar del país?
 
ALEJANDRO ITURBE  LIT-CI
 

El terremoto que sufrió Haití en enero pasado, nos mostró las dolorosas imágenes de una dura catástrofe natural castigando al país más pobre de Latinoamérica. Por detrás de esas imágenes, pudo verse también cómo décadas de colonización imperialista (en especial, la última ocupación militar, camuflada como "misión de paz" de la ONU, la Minustah) mantuvieron y agravaron la falta de infraestructura que hizo que el impacto del terremoto, en costo de vidas y personas afectadas, fuese aún mayor.
 
En ese marco, se produce un hecho nuevo en la situación de Haití con la llegada de 15.000 soldados estadounidenses, entre ellos numerosos "marines" que, en los hechos, han asumido el control político-militar del país y reemplazado a la Minustah como fuerza principal de la ocupación. En otras palabras, el gobierno de Obama, aunque sin decirlo explícitamente, ha dejado de lado la "máscara de la ONU".  ¿Por qué se produjo este cambio?    
 
Las varias formas del dominio estadounidense
 
Como parte del Caribe, Haití integra la región que la burguesía imperialista estadounidense considera su "patio trasero", en la que tendría el "derecho natural" de intervenir política y militarmente para garantizar la defensa de sus intereses.
 
En el caso haitiano, esto se expresó de varias formas a lo largo del siglo XX. Por ejemplo, entre 1915 y 1934, se expresó a través de una ocupación militar directa; entre 1957 y 1986, a través de la sangrienta dictadura de los Duvalier (Papa Doc y Baby Doc). Luego de que las masas derribaran el régimen duvalierista, pasó a ser dominante la figura de Jean-Bertrand Aristide, un sacerdote católico que había adquirido prestigio en los barrios de Puerto Príncipe, durante la lucha contra Baby Doc, y ganó las elecciones de 1990, pero al que los militares impidieron de asumir.
 
El período de los gobiernos de Arisitide (1994-2004) se abrió y se cerró con dos invasiones de los marines. La primera para instalarlo en el poder, previo acuerdo con el entonces presidente de EEUU, Bill Clinton, de aplicar políticas fondomonetaristas y que impulsase la instalación de empresas maquiladoras del vestido.
 
La segunda fue para  sacarlo del poder, luego de la negativa de su gobierno de compartir con la oposición (formada por viejos duvalieristas y también por disidentes de su partido) el usufructo de los fondos de la ayuda internacional al país, transformada en la principal fuente de recursos de Haití.
 
Se inició así una guerra civil entre ambos bandos que mostraba la extrema dificultad de la burguesía haitiana para garantizar la existencia de un estado propio, no sólo en el desarrollo de la infraestructura necesaria, sino fundamentalmente en la creación de los mecanismos de convivencia interburguesa para dividir los recursos del estado (o la clara imposición de un sector sobre otro).
 
La ocupación de la Minustah: un salto en la colonización
 
El gobierno de Bush, entonces, ordenó la invasión de los marines para parar la guerra civil, "restaurar el orden" y evitar que la desestabilización  pudiese extenderse a la vecina República Dominicana y, más en general, hacia la región caribeña. Al mismo tiempo, se trataba de recuperar las condiciones de "estabilidad" para las empresas maquiladoras.
 
Sin embargo, durante el gobierno de Bush, EE.UU. ya había iniciado dos guerras de ocupación (Afganistán e Irak). Por eso, el imperialismo consideró mejor que esta nueva ocupación no fuese garantizada  por los propios marines sino por tropas de otros países, camufladas como una "misión de paz" de los cascos azules de la ONU (la Minustah).
 
Camuflaje al que, inicialmente, contribuía el hecho de que la mayoría de los soldados de la Minustah proviniese de países latinoamericanos. Especialmente, que fuese comandada por tropas de Brasil, país por el que el pueblo haitiano, por razones culturales, siente un gran cariño. 
 
Pero que no podía ocultar el hecho de que, con la permanencia de las tropas de la ONU, Haití se había transformado directamente en una colonia. La Minustah representaba el poder real, la base de este "estado colonial", mientras que las "autoridades electas" haitianas (el gobierno del presidente René Preval, el Parlamento) sólo representaban una  "vestimenta" para intentar disimular la situación colonial.
 
Que la Minustah era el verdadero poder en Haití, por un lado, y que su misión no era "ayudar" al pueblo haitiano sino defender los intereses del imperialismo y de las empresas maquiladoras, quedó cada vez más claro a partir de hechos como la durísima represión a la "rebelión del hambre", en 2008, y a los reclamos de aumento del salario mínimo, en 2009. En todos los caso, Preval apoyó esta represión y su imagen también fue desgastándose.
 
Ya no había margen para jugar el papel de "buenos amigos". Al mismo tiempo, esta clarificación de su verdadero rol represivo comenzó a aumentar el odio de la población contra la Minustah e inició un proceso de erosión del papel de las tropas ocupantes, Es en este marco que se produce el terremoto.  
 
Segundos afuera
 
Frente al terremoto, la Minustah y la estructura de la ONU en el país se mostró incapaz de organizar y garantizar absolutamente nada. Además, en medio de la catástrofe, los funcionarios civiles y militares de la ONU aparecían mucho más preocupados en salvarse a sí mismos y, algunos, en salir del país que en ayudar a los hatianos.
 
En este contexto que el gobierno de Obama decide mandar los 15.000 soldados a Haití. Es decir, dejar de lado (o, al menos, pasar a un papel secundario) el camuflaje de la ONU y asumir directamente el control del país. Es decir, ahora el "estado colonial haitiano" está sostenido por esta tropas y el gobierno de René Preval ha pasado a ser un lacayo directo del imperialismo estadounidense.
 
La decisión de Obama se origina en  necesidades que no tienen nada de "humanitarias". En primer lugar, para evitar que, en un marco de debilitamiento del poder de la Minustah, la terrible situación derivase en una insurrección o un estallido de desesperación del pueblo haitiano. Algo que está latente en todo momento, a partir de la falta absoluta de recursos y de los negociados que se están haciendo con la escasa ayuda que llega a través de la ONU o las ONGs. Por ejemplo, la movilización realizada en Petionville, un barrio periférico de Puerto Príncipe, denunciando al alcalde local, Lydie Parent, por acaparar comida para revenderla y no distribuirla a las personas hambrientas.
 
Por eso, para evitar estas manifestaciones, las tropas estadounidenses en Puerto Príncipe están trasladando parte de los cientos de miles de sin-techo que provocó el terremoto hacia campamentos aislados, bien lejanos del centro de la ciudad.
 
La otra preocupación del gobierno Obama era impedir que la desesperante situación e Haití provocase una masiva emigración de "balseros" haitianos hacia las costas de EEUU. Por eso, además, Obama ordenó a la Guardia Costera de EEUU reprimir duramente a quienes intentaran esa alternativa.
 
Otro aspecto que busca el desembarco de los marines es asegurar que los negocios que surgirán de la reconstrucción de Haití queden en manos de empresas estadounidense (recordemos el antecedente de Irak), desplazando a las de otros países. Algo que ya ha provocado malestar, por ejemplo, en la empresa constructora brasileña Odebrecht, muy ligada al gobierno de Lula, el que, por haber jugado hasta ahora un papel importante en la ocupación, esperaba una tajada mayor.    
 
Obama intenta transformar la necesidad en virtud
 
Al mismo tiempo, Obama se aprovecha de dos elementos para "venderle" al pueblo estadounidense esta nueva invasión. El primero es que aún conserva parte importante de su prestigio popular (a Bush le hubiera resultado mucho más difícil hacerlo). El otro es presentar el envío de las tropas como una "misión humanitaria" y así empalmar con el sentimiento natural de solidaridad que despertó la catástrofe del pueblo haitiano.  Algo que, hasta ahora, le ha dado un buen resultado ya que encuestas recientes muestra que una mayoría de los estadounidenses aprueba este envío de tropas.
 
Pero si esa campaña le ha dado resultados en EEUU, la realidad deja muchos menos márgenes para "jugar al bueno" en Haití  y ya se ven los primeros síntomas de rechazo a esta nueva ocupación: pocos días atrás, cientos de manifestantes protestaron frente al cuarte de la policía judicial, actual sede de gobierno, donde el presidente René Preval se reunía con el Bill Clinton, designado por Obama como uno de los coordinadores del "operativo Haití".
 
Otros cientos se manifestaron a la embajada estadounidense. Una de ellos gritaba: "Nuestros hijos se queman al sol. tenemos derecho a un cobijo", mientras el propio Clinton reconoce que casi no ha llegado ninguna ayuda ala población haitiana: "Lamento que tarde tanto en llegar", dijo.
 
Solidaridad obrera y popular sí, ocupación no
 
A pesar de esta realidad, los medios vienen lentamente relegando cada vez más el tema de Haití , buscando dar la impresión de que, en la medida de lo posible, las cosas están volviendo a la "normalidad" y hay un suministro fluido de ayuda, aunque el propio Clinton reconozca que llega muy poca.
 
Una muestra de la mezquindad e inhumanidad de un imperialismo que fue capaz de darle billones de dólares a los banqueros especuladores o de gastar cientos de miles de millones en las guerras de Irak y Afganistán, pero se niega a darle una ayuda seria y real al sufrido pueblo haitiano.       
 
Y la poca ayuda que llega, como hemos visto, es fuente de negociados los corruptos funcionarios haitianos o mal utilizada por las tropas ocupantes, como las escasas raciones de comida que fueron tiradas desde el aire por aviones estadounidenses.
 
Por eso, frente a la casi inexistente ayuda burguesa imperialista, a la vez que propone exigirle a estos gobiernos que manden esa ayuda, la LIT-CI impulsa una campaña de solidaridad independiente de los gobiernos y la ONU, con un claro contenido de clase obrero y popular. En primer lugar, por las organizaciones que la impulsan y la organizan en los respectivos países. En segundo lugar, por la propuesta de entregar los fondos y bienes recaudados a organizaciones obreras y populares haitianas, para que sirvan realmente a las necesidades del  pueblo. La propuesta es que fueran entregados a Batay Ouvriye, una organización que, desde el inicio, ha luchado contra la ocupación de la ONU y que lanzó un llamado a una campaña internacional de solidaridad. La propuesta de la LIT-CI es que estos fondos sean utilizados para realizar acciones concretas de ayuda a los trabajadores y habitantes de las fábricas y barrios donde Batay tiene presencia.
 
En otros materiales publicados en este site, se ha ido informando de la marcha de la campaña en varios países, como Brasil, Argentina, España e Italia. Ahora queremos mostrar un importante paso de la campaña en Brasil: por propuesta de la dirección del sindicato de los metalúrgicos de São José dos Campos y Región, asambleas de los trabajadores de la GM aprobaron dar un aporte del 1% de su salario mensual. En esta ciudad, la GM tienen más de 8.000 empleados, lo que representará una recaudación de cerca de más de 150.000 dólares. Resoluciones similares se adoptaron en otras 6 fábricas de la zona, con cerca de 3.000 trabajadores de conjunto. El dinero será parte de la campaña organizada por la Conlutas y será llevado a Haitó por una delegación que lo entregará a Batay Ouvriye.
 
Un ejemplo de la campaña que impulsa la LIT-CI bajo las consignas: Sí a la solidaridad obrera y popular, no a la ocupación.

 
  Contador de Visitas: 255872 visitantes ¡Proletarios de todos los países, uníos!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis