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  Premio Nobel para Obama: Una hipocresía para el sericio del Imperialismo
 
Una hipocresía al servicio del imperialismo


El 10 de octubre pasado, se conoció la noticia de que el Instituto Alfred Nobel había otorgado el Premio Nobel de la Paz 2009 al presidente de EE.UU., Barack Obama. La noticia no dejó de causar cierto asombro en la prensa y en los medios políticos internacionales. A grosso modo, hubo tres reacciones distintas frente a ella.

 

Los "amigos de Obama"

 

En primer lugar, hubo un inevitable y extendido coro de alabanzas y felicitaciones provenientes del campo de los "amigos de Obama".  En este sentido, no fue extraño leer las declaraciones del presidente de Francia, Nicolás Sarcozy; del de España, José Luis rodríguez Zapatero; de la Primer Ministro alemana, Angela Merkel; o de los secretarios de la OEA, José Miguel Inzulza, y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Anders Fogh Rasmussen.

 

Tampoco que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, haya dicho que "el Premio Nobel de la Paz está en buenas manos".  Después de todo, no es casual que Lula haya sido presentado públicamente por Obama como "su hombre" en Latinoamérica. Y que lo hayan acompañado en estas consideraciones la argentina Cristina Fernández de Kirchner y la chilena MIchelle Bachelet.

 

Por  su parte, el viejo líder cubano Fidel Castro afirmó que el otorgamiento del premio al presidente estadounidense  era "una medida positiva"  y que deseaba ver en ese hecho "una crítica a la política genocida que han seguido no pocos presidentes de ese país.". Es decir, una política que Obama no estaría siguiendo.

 

¿Un premio "prematuro"?

 

Otras declaraciones, como las del argentino Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz, en 1980) y las del cineasta estadounidense Michael Moore, tuvieron un tono más crítico hacia la política de Obama y sus "contradicciones". Por eso, consideraron el premio como "prematuro" ya que él aún debería demostrar si es merecedor o no de ese galardón.

 

En el mejor de los casos, se trata de "críticas esperanzadas" que aben la posibilidad de que Obama efectivamente contribuya a la "paz mundial" y, más aún, hacen votos por ello.

 

Una hipocresía total

 

Finalmente están aquellos que, como la LIT-CI, recibimos la noticia con profunda indignación por considerar que se trata de una gran hipocresía al servicio de los intereses del imperialismo por parte del Instituto Nobel.

 

Algo que no es una novedad. Si los premios otorgados por el instituto en Medicina, Física y Química estimulan esfuerzos y avances en el conocimiento de estas ciencias, el de la Paz siempre ha sido siempre un premio "político". Que, en general, acompaña "ondas" de política imperialista, inclusive cuando se otorgó a figuras más de "izquierda", para ayudar a prestigiar e impulsar esa política.

 

En este sentido, no es la primera que el instituto premia a presidentes o ex presidentes de EE.UU.: en 1906, lo recibió Theodore Roosevelt, en 1919, Thomas Woodrow Wilson; en 2002, el ex presidente Jimmy Carter y, en 2007, el ex vicepresidente Al Gore.   

 

Una hipocresía "política" que se mantiene en el caso actual. En primer lugar, Obama es el presidente de EE.UU., es decir el jefe de la principal potencia imperialista mundial. Y, por lo tanto, responsable de la explotación y del saqueo de riquezas de gran parte del planeta que generan, como contrapartida, una situación cada vez mayor de pobreza, miseria, hambre y enfermedades en el mundo, afectando a miles de millones de personas.

 

Es una forma estructural de violencia igual o mayor a la que se ejerce a través de la represión o las acciones militares, que por otro lado, son generadas por ella, ya que son la consecuencia de aquel cuadro estructural, porque surgen como una respuesta del imperialismo para defender sus intereses a la reacción de los pueblos contra su terrible situación.

 

¿Un "pacifista"?

 

También es una total hipocresía otorgar el Premio Nobel a un hombre que mantiene miles de soldados ocupando Irak, que ha duplicado el número de tropas estadounidenses en Afganistán, que es un aliado incondicional del estado racista y genocida de Israel contra el pueblo palestino, que impulsa la ocupación de Haití camuflada como "misión de paz" de la ONU.

 

Es importante detenerse un poco en la situación de Afganistán, que ya es considerada como la "guerra de Obama", por los esfuerzos militares que el presidente de EE.UU. está volcando en ella. Recientemente, un ataque de las fuerzas de la OTAN provocó, de modo totalmente consciente, cientos de víctimas en la población civil afgana, en una metodología que se generaliza de modo creciente en la medida que el curso de la guerra de ocupación se vuelve cada vez más difícil.

 

En ese sentido, Obama es actualmente el responsable principal de la destrucción y de las masacres y atrocidades que esas tropas cometen en esos países, afectando especialmente a poblaciones civiles. Sin embargo, para el Instituto Nobel, Obama es un verdadero "pacifista".

 

Una hipocresía "nuclear"

 

Una de las razones dadas para otorgar el premio aumenta aún más esta hipocresía. Según su presidente, el noruego, Thorbjoern Jagland. "El Comité Nobel otorgó mucha importancia a la visión y a los esfuerzos de Obama en la perspectiva de un mundo sin armas nucleares". Seguramente, se está refiriendo a las presiones y amenazas de EE.UU. y la "comunidad internacional" a Corea del  Norte, para que elimine su pequeño arsenal nuclear, e Irán, para que no desarrolle la tecnología que le permitiría desarrollarlo.

 

Veamos, actualmente los países que poseen armas nucleares se cuentan con los dedos de la mano. Se trata de potencias imperialistas (EE.UU., Inglaterra y Francia) y ex estados obreros, hoy asociados al imperialismo (Rusia y China). A ellos se agregaron, más recientemente, algunos aliados del imperialismo (Israel, India y Paquistán). Sólo Corea del Norte se sale de este cuadro.

 

La política de Obama, que el Comité Nobel presenta como una "perspectiva sin armas nucleares" no tiene nada que ver con el "pacifismo". Significa, en realidad, que el imperialismo y sus aliados mantendrán sus arsenales pero impedirán que otros países lo posean o lo desarrollen. Recordemos que, hasta ahora, EE.UU. fue el único país en  utilizarlas efectivamente, en su ataque a Japón, en 1945.

 

Es decir, por un lado, es una defensa del monopolio represivo actual, y la amenaza contra los pueblos que representa, y, por el otro, la prohibición de la posibilidad de defensa de otros países, algunos de los cuales, como Irán, podrían verse amenazados por ataques de Israel o del propio EE.UU.    

 

Las verdaderas razones del premio

 

Otras de las razones señaladas para otorgar este premio han sido: "Los 'esfuerzos' del presidente de Estados Unidos para cambiar el clima diplomático internacional". En esta consideración, si bien subsiste la corteza hipócrita del conjunto del asunto, comienzan a verse algunas de las verdaderas razones del premio.

 

Efectivamente, Obama representó un cambio en la táctica política con que el imperialismo estadounidense enfrenta los problemas de la situación mundial. Se pasó de la "unilateralidad agresiva" de Bush a la "multilateralidad consensuada" expresada por Obama. Es decir, una ampliación de la acción diplomática y de los ámbitos de toma de decisiones para "convencer" y lograr el "consenso" para las políticas al servicio del imperialismo que, en estos momentos, simplemente no se pueden imponer por la fuerza.

 

Pero esto no es el resultado del "pacifismo" o las "virtudes" de Obama sino de que el imperialismo debe enfrentar las consecuencias de la derrota de la política de George Bush (la "guerra contra el terror" y el "nuevo siglo americano") en Irak, Venezuela, Afganistán y otras regiones del mundo, como resultado de la respuesta del movimiento de masas. Al mismo tiempo, también debe enfrentar la situación social derivada de la peor crisis económica capitalista desde 1929.

 

El fracaso de la política de Bush, y los riesgos sociales que implica la crisis económica, obligaron al imperialismo a hacer un ajuste en su política para enfrentar la nueva realidad y "disminuir las pérdidas", garantizando así el saqueo de las riquezas del mundo, en especial, materias primas estratégicas como el petróleo y los minerales, para usarlas en su beneficio.

 

Obama y Bush defienden los mismos intereses imperialistas. Pero las condiciones en que Obama debe hacerlo son diferentes y necesita adaptarse a eso.  El propio Bush ya se había visto obligado a empezar este ajuste, pero el actual presidente expresa ese cambio con mucho más claridad.

 

Un cambio que plantea ahora un nuevo equilibrio entre las negociaciones y la política militar o de amenazas, para alcanzar los objetivos imperialistas. El centro pasó a ser la "zanahoria" (las  negociaciones) mientras el "garrote" se emplea como un factor auxiliar y coadyuvante. Por eso, los ámbitos diplomáticos, de negociación y de consenso cobran ahora una importancia mucho mayor. Ese es el verdadero secreto del "pacifismo" y de la "vocación negociadora y diplomática" de Obama..

 

En la antigüedad se llamaba "pax romana" a aquella estabilidad que el Imperio Romano imponía para garantizar sus intereses. En este sentido, Obama no busca una verdadera paz mundial sino una "pax americana" 

 

Por otro lado, al impulsar a Obama a la presidencia de EE.UU., el imperialismo no sólo expresó un cambió de táctica, sino también un importante cambio de su figura principal. Con el reemplazo del "odiado" Bush por el "simpático" Obama, busca engañar a las masas del mundo (y, en parte, hasta ahora, lo está consiguiendo) para que crean que el actual presidente es un hombre "humano y sensible" a las necesidades de los pueblos.

 

Al otorgar el Premio de la Paz a Obama, el Instituto Nobel quiere contribuir, como una agencia extraoficial del imperialismo, a aumentar el prestigio de Obama y ayudarlo en su tarea de engañar a las masas del mundo, presentándolo como un alguien cuya política ya avanza, o puede hacerlo, en el camino de lograr "la paz en el mundo".

 

¿Cómo lograr la paz?

 

Que exista "paz en el mundo" (es decir, que no haya guerras y destrucción, que haya tolerancia entre su multiplicidad de componentes nacionales, raciales, étnicos, religiosos, sexuales, etc.) es una aspiración totalmente  justa de la mayoría de los pueblos del mundo.

 

Pero ella no será posible en un mundo dominado por el capitalismo imperialista, estructurado económica  y políticamente al servicio de la defensa las ganancias y privilegios de un puñado de empresas y ricos del mundo. Un sistema que no sólo genera la "violencia estructural" de la pobreza, la miseria y el hambre, la violencia que reprime las luchas populares, con genocidios y guerras, sino que también exacerba las diferencias entre los pueblos para usarlas en su beneficio.

 

No podrá haber "paz  en el mundo" sin destruir este sistema cruel e inhumano, y, en especial, sin combatir a su jefe principal, el imperialismo estadounidense y sus agentes. No habrá verdadera paz en el mundo sin luchar contra la política hipócritamente pacifista que impulsa Obama, para defender los intereses del imperialismo.

 

Por eso, expresamos nuestra profunda indignación por el otorgamiento de este premio. A la vez que alertamos a los pueblos del mundo a no creer en esta campaña hipócrita de que su política es de "paz.  

Sólo podrá haber paz en el mundo cuando este sistema haya sido reemplazado por otro más justo y humano, el socialismo, donde la actividad económica y la riqueza producida esté destinada a satisfacer las necesidades de toda la población y no los privilegios de unos pocos. La lucha por la revolución socialista es, en ese sentido, también una lucha por la paz. La única lucha verdadera por la paz.


 
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