FRENTE AL CAPITALISMO EN CRISIS SOLO HAY UNA ALTERNATIVA: REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
   
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  Honduras: Derrotar al golpe con una movilización popular!
 
Honduras: derrotar al golpe con la movilización popular!


Los golpistas de Honduras dieron una  nueva demostración de su saña asesina y de su odio por el pueblo. Durante  más de 5 días han mantenido  cercada militarmente  a la caravana que se dirigía a la frontera para recibir el  presidente Zelaya.  Son responsables de la  muerte de Pedro Magdiel Muñoz (encontrado con marcas evidentes  de tortura) y del aprisionamiento de miles de personas en sitos insalubres y sin acceso a comida o agua. El ejército golpista mantuvo retenes obligando a los manifestantes  a buscar atajos por montañas y caminos peligrosos.  En la capital, Tegucigalpa, se puso una bomba en las instalaciones del STIBYS (Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares) donde se realizaba una reunión del Frente de Resistencia contra el Golpe.

 

Pero, a pesar de la pérdida de vidas y del "encarcelamiento al aire libre" que sufren los manifestantes  atrapados en El Paraíso y las zonas cercanas a Las Manos, estos hechos muestran cada vez con  más claridad las atrocidades cometidas en Honduras por el régimen de facto. Asimismo  pese al esfuerzo "sobrehumano" que hay que realizar para llegar hasta la frontera, se ve que la Resistencia  está atrayendo a sectores cada vez más amplios de la población. Las organizaciones del movimiento de masas y capas amplias de las poblaciones de Centroamérica y de todo el mundo van tomando conocimiento de las barbaridades cometidas por los golpistas hondureños y demostrando su indignación. Están dadas las condiciones para ampliar mucho más el repudio y multiplicar las movilizaciones hasta derrotar al  golpe.

 

El gobierno Obama, percibe la difícil situación en que se metieron los golpistas y, a través de su hombre de confianza, Oscar Arias Sánchez, presidente de Costa Rica, ha lanzado un plan cuyo centro es la restitución recortada y controlada del poder  a Zelaya, con amplias garantías para los golpistas y muchas de sus exigencias garantizadas, con el objetivo del imperialismo de estabilizar el régimen e impedir que la movilización de masas salga de control. Por eso, el imperialismo estadounidense y el europeo, y su peón en la zona, Oscar Arias, evitan condenar la represión y legitiman, en los hechos, a los golpistas, colocándolos un signo igual entre ellos y el pueblo hondureño. Es decir, aceptan que vuelva Zelaya pero siempre que acepte este marco reaccionario.

 

Nada mejor para demostrar su estrategia que los mismos términos del Acuerdo propuesto por Arias. En primer lugar,  reconoce a los golpistas como parte legítima, propone que no sean juzgados y castigados por sus crímenes,  que se mantenga la actual cúpula militar asesina,  el Parlamento y la Corte Suprema de Justicia que orquestaron el golpe. Finalmente, propone la formación de un "gobierno de unidad y reconciliación nacional" con las fuerzas golpistas,  la anulación de cualquier intento de consulta sobre la convocatoria  a una  Asamblea Nacional Constituyente y la anticipación de las elecciones para recortar el mandato de Zelaya. Es en ese marco, que se acepta la vuelta de Zelaya, condicionado por todas estas reglas que, de hecho,  aceptan y garantizan los objetivos declarados de los golpistas. Es decir, ese acuerdo deja incólumes a los golpistas y sus crímenes impunes,  y preserva plenamente  las instituciones que propiciaron el golpe.  En los hechos, el régimen político reaccionario y dictatorial de Honduras seguiría intacto y volvería, tarde o temprano a atacar el pueblo y a cometer nuevos crímenes.

 

Es importante  señalar que el Acuerdo de San José necesita, como condición sine qua non, el visto bueno de Zelaya, quien es visto por los sectores populares hondureños como el dirigente indiscutido.  Zelaya ha declarado repetidas veces  su apoyo a esta propuesta y de esta forma,  abandona las reivindicaciones más sentidas del pueblo hondureño: la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, el fin de la vieja institucionalidad represiva y corrupta, y el juicio y castigo a los militares y civiles que orquestaron el golpe.

 

Esta posición es coherente con la trayectoria de Zelaya, un político salido de uno de los partidos burgueses tradicionales de las élites hondureñas, que trató de hacer algunas pequeñas reformas y, por eso,  tuvo un enfrentamiento con el sector mayoritario de los empresarios  y con el conjunto de las FF.AA .  Los límites por su carácter de clase lo llevaron, desde un inicio, a tratar de negociar su regreso  y evitar que la lucha contra el golpe se transformase en una autentica insurrección popular que desbordase y saliera fuera de su control. Sobre todo que amenazara con barrer el régimen político y la estructura semicolonial del capitalismo hondureño.

 

Por esta misma razón, Zelaya aceptó rápidamente y se subordinó a la negociación propuesta por el imperialismo y puso sus esperanzas en ella para resolver la situación. Al aceptar plenamente la propuesta de Arias y  el imperialismo,  apuesta que  la acción del imperialismo (y por lo tanto, la conciliación con los golpistas) resuelvan el problema.

 

Su segundo intento por regresar al país mostró esa misma contradicción: Zelaya realizó un llamado a la población para que fuera a recibirlo en la frontera con Nicaragua y, de esta forma, garantizar su ingreso.  Fue un llamado muy irresponsable, pues Zelaya  hizo creer a los manifestantes que podría convencer a la cúpula militar que lo dejaran ingresar pacíficamente.  Así puso en riesgo  la vida y la libertad de miles de activistas y de muchos dirigentes del Frente de Resistencia contra el Golpe, con una real amenaza de un descabezamiento masivo del movimiento antigolpista.

 

La improvisada marcha a la frontera demostró también el error de las principales direcciones del Frente de Resistencia de  hacer un seguidismo acrítico a las decisiones personales de Zelaya.  No se ha señalado con claridad que Zelaya ha accedido a llevar adelante el reaccionario Acuerdo de San José,  ni tampoco que la política de llamar a una "movilización pacífica", sin ninguna preparación para resistir la represión militar,  generando  ilusiones en el carácter supuestamente "patriótico y negociador" de la cúpula militar, es un callejón sin salida para la Resistencia.

 

El Frente  Nacional de Resistencia debe retomar la lucha masiva y directa para derrotar el golpe, debe retomar los Paros Cívicos y los cortes de ruta.  El último paro general de 48 horas arrancó el jueves 22 de julio con cerca de  un 80% de adhesión y decenas de tomas de carreteras en todo el país; superando el proceso de la semana anterior. Las acciones convocadas por el Frente de Resistencia lograron paralizar los puertos y los aeropuertos. Militantes de la resistencia en Honduras nos  informan que, desde la gran huelga bananera de 1954, no había existido un paro tan generalizado de todas las fuerzas sindicales del país, acompañado de movilizaciones callejeras. El llamado de Zelaya a que el pueblo  se desplazara a la frontera debilitó el  paro nacional el día viernes y provocó que muchas de las organizaciones claves del Frente Nacional de Resistencia se quedaran sin varios de sus dirigentes en Tegucigalpa y las principales ciudades del país.

 

Como hemos señalado en otras declaraciones, la situación en Honduras es explosiva y cambiante, pese a que la "aventura de la frontera" pudo generar una masacre y con ella una gran desmoralización. Las masas hondureñas, cargadas de heroísmo y de capacidad de sacrificio, han logrado nuevamente recuperar fuerzas y retomar la movilización. Este episodio debe dejar claras lecciones a los militantes populares hondureños: sólo la movilización independiente de las organizaciones de masas, con los métodos de la acción directa,  pueden derrotar efectivamente a los golpistas e imponer la derrota de la negociación con los golpistas, acordada por Zelaya con Arias.

 

Independientemente de todas nuestras  críticas a la política de Zelaya, reafirmamos que la reivindicación democrática central de las masas es su retorno inmediato e incondicional a la presidencia,  reclamos que va directamente contra el golpe. Así hay que poner el centro en la lucha por su retorno y en las medidas de lucha necesarias para conseguir derrotar a los golpistas. El Frente de Resistencia Contra el  Golpe de Estado debe  intensificar las tomas de carreteras y abocarse a la organización desde las bases de una huelga  general que derrote al golpe de Estado.

 

La burguesía hondureña empieza a sentir los efectos económicos de un mes de rebelión popular, de los cortes de carreteras, y del  aislamiento internacional. Una serie  de eventos importantes muestran la presión imperialista por forzar la aplicación del Acuerdo de San José: 1) el retiro de la visa diplomática a figuras claves del golpismo: Alfredo Saavedra, presidente del Congreso Nacional; Adolfo Sevilla, ministro de Defensa; Ramón Custodio, comisionado de Derechos Humanos; y Tomás Arita, magistrado de la Corte Suprema de Justicia. 2) La carta de importantes empresas imperialistas radicadas en Honduras (Nike, Gap, etc.) apoyando la política del Departamento de Estado yanqui.

Estos hechos se van sumando y  empiezan a producir las primeras fisuras en el frente burgués-oligárquico-militar, con roces entre algunos de los oligarcas y pronunciamientos de personajes que tratan de distanciarse del golpismo, empezando por la mismas FF.AA. que han señalado su disposición de aceptar el Acuerdo de San José.

 

Las semanas de funcionamiento precario de la economía perjudican  los intereses de todas las oligarquías centroamericanas e, inclusive, de las transnacionales gringas. Los golpistas empiezan a ver sus bases burguesas y oligárquicas insatisfechas por la falta de solución (se calculan 500 millones de dólares de pérdidas  por las interrupciones en las actividades comerciales y por el temor de los empresarios extranjeros  a invertir en una situación inestable).

 

En este marco, es importante señalar claramente la necesidad de prepararse para responder a la represión con la organización de la autodefensa popular.  Es necesario quebrar la estructura de las podridas Fuerzas Armadas. Al contrario de lo que dice Zelaya, es necesario estar preparados para hacer frente los ataques (abiertos o selectivos) de la represión militar, y llamar abiertamente a las capas y clases inferiores de oficiales a desobedecer las órdenes de la cúpula de reprimir al pueblo. Ya hubo insubordinación de sectores de la policía que son obligados mantenerse en guardia por semanas sin recibir salario. Ya hubo noticias de oficiales medios descontentos por el rol que están cumpliendo. Es necesario que el Frente Nacional de Resistencia llame abiertamente a que los soldados  rompan con la disciplina castrense.

 

El golpismo no pudo consolidarse, hasta ahora, debido, en primer término, a la resistencia sostenida y heroica del movimiento de masas hondureño, que ha realizado  las más grandes movilizaciones de su historia, y,  por otro lado, a la dificultad del golpismo para legitimarse en el marco internacional. 

 

Es necesario redoblar y hacer medidas solidarias de lucha en Centroamérica y en el mundo entero. Una victoria popular en Honduras dará una lección a la derecha fascista y estimulará el movimiento obrero y popular a escala mundial. Hay que rodear de solidaridad a la heroica lucha de las masas hondureñas. Hay que buscar aislar y afectar económicamente a los golpistas exigiendo a los gobiernos el boicot total y haciendo acciones obreras contra los que comercian con el golpismo. Hay que profundizar y extender la movilización hasta derrotar el golpe

 

Por la restitución incondicional de Zelaya.

 

Derrotemos el golpe con la movilización popular: por una huelga general hasta echar a los golpistas

 

Castigo a los golpistas. Juicio a todo el alto mando militar.

 

Disolución de la Corte Suprema y del Congreso que orquestaron el golpe.

 

Por una  Asamblea Constituyente libre, democrática y soberana.

 

Solidaridad internacional a la heroica lucha de las masas hondureñas. Boicot total a los golpistas.

 

Liga Internacional de los Trabajadores

30 de julio de 2009


 
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