FRENTE AL CAPITALISMO EN CRISIS SOLO HAY UNA ALTERNATIVA: REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
   
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  Argentina: Adiós compañero Edu
 
 

EDU: Parte de nuestra tradición  


Palabras de despedida de Eduardo Barragán por la Dirección Nacional del PSTU

 

El 17 de julio murió repentinamente Eduardo Monferini, militante del PSTU y de la Liga Internacional de los Trabajadores –Cuarta Internacional (LIT-CI).

Era miembro de la dirección de la zona oeste y del equipo de Morón. Fue miembro de la dirección nacional del FOS hasta su disolución en abril de este año, para fundar el PSTU junto con la COI (Corriente Obrera Internacionalista).

 

Edu, ingresó al trotskismo y a la corriente morenista en 1973. Venía de la JTP. Fueron 38 años de militancia revolucionaria. Su vida estuvo dedicada a la lucha contra la explotación capitalistaimperialista y a la construcción del partido revolucionario que permitiera llevar a la clase obrera al poder e iniciar la construcción del socialismo. 
Ingresó como obrero de la “Panificadora Argentina”, fábrica de la alimentación, trabajó en distintas fábricas, hasta llegar a Gas del Estado donde fue delegado durante años. Fue despedido en el proceso privatizador. 
Ingresó posteriormente en la educación como portero de una escuela, donde trabajaba al momento de su muerte. En la escuela también fue elegido delegado y era candidato de la lista Bermellón, lista unificada de la oposición a la burocracia de ATE, en las elecciones a realizarse el 4 de agosto. No era casual que el principal punto del programa de esa lista sea la defensa de la democracia sindical. Edu siempre fue un defensor incansable de la democracia obrera, entendida como la democracia del conjunto de los trabajadores. 
Fueron 38 años de lucha permanente, en los que sufrió persecución, cárcel y despidos, enfrentando las dictaduras y los gobiernos democráticos. Estuvo 15 días desaparecido y sometido a torturas junto a 15 compañeros de trabajo, durante la dictadura genocida. Vida de revolucionario comprometido hasta el final con sus compañeros de lucha, en el trabajo y en el partido, con la disposición de dar su vida por ellos si fuere necesario. 
No es nuestra tradición glorificar a nuestros compañeros después de muertos. Por eso no decimos que Edu fue perfecto. Cometió errores, como los que todos cometemos. Lo grande de un partido revolucionario y de sus militantes es que seamos capaces de reconocerlos y corregirlos. Edu era de esta estirpe. 
Fue uno de los que rompió con la LIT-CI a comienzos de los 90. Pero apenas se dio cuenta del error fue uno de los primeros en volver a la organización internacional. 

Por esta trayectoria, Edu es parte de nuestra tradición. Porque esa trayectoria encarnaba las mejores enseñanzas y tradiciones de nuestra corriente, desde cualquier ubicación dentro del partido que le hubiera tocado. La tradición de los revolucionarios es bien material. Se construye con vidas como la de Edu, llena de lucha, de sacrificios, de tensión, pero también de inmensa alegría porque somos plenamente conscientes de lo que estamos construyendo y de aquello por lo que estamos luchando. Plenamente conscientes que no lo hacemos solos, que somos parte de un conglomerado de hombres y mujeres, unidos por el mismo objetivo: destruir el capitalismo y construir una nueva sociedad en la que no haya ni explotados ni explotadores, una sociedad socialista, camino previo a la sociedad comunista, en la que a cada uno se le dé de acuerdo a sus necesidades. 
Esta convicción y esta práctica revolucionaria es la que nos hace felices. De ella, hecha por personas concretas, surge y se construye la tradición de los revolucionarios. Edu queda entre nosotros, porque su lucha se prolonga y enriquece en el partido y en la Internacional. 
Como dijo Nahuel Moreno de los compañeros que cayeron en la masacre de Pacheco, Edu no fue un gran dirigente de masas, ni un gran teórico marxista, pero fue grande, porque grande fue la lucha a la que dedicó su vida y grande fue la corriente en que se organizó para darla. 
Seguir construyendo el partido y la LIT-CI, es el mejor homenaje que le podemos rendir a nuestro querido compañero. 
Edu, ¡Hasta el socialismo siempre!  

Rita, su compañera, lo despide
Eduardo perdió a su papá a los 14 años. Su mamá, Chola, tuvo que salir a trabajar y él también. Entre los dos levantaron su casa en Morón. Ladrillo sobre ladrillo. 
Como trabajador, primero se hizo peronista, de la Juventud Trabajadora Peronista. Después conoció y se ligó al trotskismo en la época del golpe de Pinochet, cuando nuestro partido, el PST, salió a movilizarse con miles de luchadores argentinos, reclamando armas para el pueblo chileno para enfrentar el golpe. Así conoció no solo al partido sino el internacionalismo y la internacional. El decía que en ese momento vio “la luz”. Y eso lo hizo más fervoroso por la revolución. 
El siempre me decía “Vos sos el amor de mi vida, pero el verdadero amor de mi vida, el gran amor de mi vida fue la internacional y el partido”. Yo siento que, como su compañera, fui el amor de su vida, igual que sus hijos y su mamá fueron el amor de su vida. Pero en realidad toda su trayectoria, todo lo que el dejó, su espíritu crítico, su estudio –estaba preparando elementos de la caracterización de la realidad, de la economía- tenían que ver con su amor por el partido y la internacional. 
También sentía en carne propia todos los problemas que se están viviendo con esta crisis del capitalismo mundial. Estaba entusiasmado con la posibilidad de la revolución europea, la seguía permanentemente. 
Fue un gran compañero conmigo, fuimos codo a codo. Y al mismo tiempo respetó mucho mi independencia. Yo respeté su espíritu crítico y aprendí muchas cosas de él. Y él decía que había aprendido mucho de mí.
Nunca lo voy a olvidar. Nunca lo vamos a olvidar. Por la huella que dejó. Las compañeras de su escuela me dijeron: “Dejó una huella, Rita. Hay que seguirla”. Esa lucha incansable contra la burocracia, por la democracia obrera,  por todas las ideas del programa revolucionario.

Nuestro partido y los nuestros
Por Héctor De La Pera

Se veía la tristeza en los ojos de cada compañero que llegaba. El lugar se fue llenando. Vinieron los compañeros del PSTU desde los lugares más lejanos del Gran Buenos Aires. Viejos compañeros, que conocíamos a Edu desde hace años, del PST, del MAS. Nuevos compañeros, que lo conocieron hace poco. Y los jóvenes, los más jóvenes. 
No faltó nadie del partido. Desde La Plata varios viajaron 6 horas para estar 45 minutos junto a él. Y toda la juventud del PSTU se puso a trabajar, a ayudar, a militar. También estaban compañeros de vieja militancia, que hoy no comparten el partido, pero si su amor a la lucha, su odio a la injusticia. 
Edu era así, tan apasionado, tan calentón. Capaz de discutir a los gritos los temas más importantes y los más pequeños. Capaz de llorar por el sufrimiento de los palestinos –siempre se ofrecía a escribir sobre eso en el periódico-. Capaz de pelear en una polémica política, o discutiendo de fútbol. Era así, pura pasión. Se enojaba, pero siempre estaba abierto a revertir sus posiciones. Le costaba, pero cuando lo hacía soltaba una carcajada, de esas carcajadas de Edu. 
Vinieron de los otros partidos de izquierda. De las distintas listas de ATE, en plena campaña electoral, compañeros y adversarios dejando por un momento el debate para homenajear al compañero leal. 
Estaban sus compañeras de la escuela. Las docentes y sus queridas auxiliares. Una de ellas explicaba que en las asambleas a veces no la escuchaban, los dirigentes del sindicato le decían que no la entendían. Pero Edu los paraba a todos, los obligaba a escuchar de nuevo, insistiendo que la palabra de todos valía por igual, explicaba mejor las palabras de ella, confiaba en todos. Democracia obrera. 
Sus amigos, delegados de EMFER, viajaron desde Mar del Plata para acompañarlo. 
Cuando comenzó el homenaje, no cabíamos en el lugar. Ahí estábamos, junto al camarada que representaba parte de la tradición de nuestro partido, y al mismo tiempo reafirmando esa tradición al despedir a Eduardo que nos dejaba físicamente. Nos fuimos apretando, como apretábamos los labios, intentando sin éxito contener las lágrimas. Nos íbamos cerrando cada vez más, como queriendo abrazar entre todos a Rita.  Para hacernos uno solo.  

Saludos  
En el acto con el que despedimos a Eduardo llegaron numerosos saludos. 
La nota de la dirección de la LIT-CI: 
(…) Es un orgullo poder homenajear a una persona que en un mundo en donde prima la degeneración moral y la codicia, supo hacer una opción de vida y colocar toda su capacidad, que era mucha, no para enriquecerse materialmente sino para, mediante una vida simple, colocarse del lado de los explotados y junto con ellos construir las herramientas para acabar con la explotación del hombre por el hombre: el partido revolucionario en la Argentina y el partido revolucionario a nivel internacional… 
Secretariado Internacional de la LIT-CI 
También se recibieron notas y saludos de Martín Hernández, Catatao y Mariana (PSTU Brasil) y de distintos partidos de la LIT-CI en muchos de los cuales militan compañeros que conocieron a Eduardo: PST colombiano, UST de Venezuela, Grupo Lucha Socialista de Bolivia, IST de Uruguay, PDaC de Italia, LCT de Bélgica, PRT de Chile 
De la Argentina mandaron saludos compañeros de Bahía Blanca, Mendoza y Saladillo. Y estuvieron presentes compañeros de Neuquén y Comodoro Rivadavia.
Del acto participó una delegación del PTS y se recibieron condolencias del MAS. Así como saludos de la seccional Morón de ATE y delegaciones  de las distintas listas que participan en las elecciones del gremio.

Fuente: www.pstu.com.ar

 

 
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