Las fugas y “motines” producidos en diferentes centros del Instituto del Niño y del Adolescente del Uruguay (INAU) que llevaron a la renuncia de Mateo Méndez, primero, y luego de Víctor Giorgi, presidente del directorio, expresan una crisis, que no es de este Instituto solamente, sino una crisis de nuestra sociedad.
La juventud molesta al poder; no hay dudas. Molesta su rebeldía, sus diferentes formas de vestir, de peinarse, su música. Los jóvenes son odiados por la policía, maltratados y humillados. Y no es para menos, el capitalismo quiere amoldar a todos para que sean obedientes, sumisos, llevarlos al consumismo transformando sus creaciones originales en simples “mercancías”.
Por ello, cuando aparecen nuevas formas que los jóvenes crean y los organiza, el capitalismo intenta, y muchas de las veces lo logra, asimilarlas como una mercancía más, encasillarlos dentro del sistema, para que no molesten al poder. Así han hecho de la figura del Che Guevara, un negocio: remeras, póster, llaveritos, y está de “moda” usarlo. Pero no siempre el capitalismo, tienen suerte, y los jóvenes siguen buscando y expresando su rechazo al poder, en forma conciente o inconciente.
El INAU muestra la forma más desgarradora adonde el sistema capitalista ha llevado a generaciones, de trabajadores, que fueron perdiendo empleo, que tienen trabajos precarios, que están condenados a vivir en asentamientos, porque durante décadas los administradores del sistema, Colorados, Blancos y ahora “Progresistas” se limitan a poner parches en una herida que es inherente del capitalismo y dentro de éste no tiene solución.
En el INAU están los jóvenes más vulnerados en sus derechos, los que viven en la calle, los que comen de los contenedores de basura y duermen con suerte, en ranchos que se llueven. Ellos son empujados a la marginalidad social, sufren la desintegración familiar, la violencia, la droga, y la prostitución. Ahora los dueños del poder dicen ¡qué horror!, son doscientos, trescientos jóvenes, ¿Cómo no poder con ellos?
Lo que no dicen los partidos patronales tradicionales ni tampoco los dirigentes “progresistas” del Frente Amplio es que el capitalismo es el “Horror”. Sin un cambio en el sistema social, los niños y adolescentes más pobres, estarán condenados a ser estigmatizados en esta sociedad y terminarán desbordando las celdas del COMCAR y el Penal de Libertad.
Podrá haber atenuación, un punto arriba o abajo, en los parches que se intentan poner, habrá mejores o peores planes sociales que nos muestren lo bien que se “recuperaron” una docena de familias pobres, unos jóvenes, unos niños. Podrán venir otros padres Mateo, y nuevos directorios con personalidades respetadas por muchos. Pero el cuadro de fondo continuará, porque el capitalismo no se puede “humanizar”, necesita de la miseria y muerte de muchos, para que sus libros de contabilidad y las billeteras de los millonarios y corruptos sigan repletas de dinero. ¡Este es el verdadero horror! Se llama capitalismo. Por ello hay sobradas razones para organizarse y luchar por un sistema social diferente, el Socialismo, si es que queremos dejar a nuestros hijos y a las futuras generaciones una sociedad que termine con el “horror”.
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