FRENTE AL CAPITALISMO EN CRISIS SOLO HAY UNA ALTERNATIVA: REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
   
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  Institución familiar y Capitalismo
 
Institución familiar y capitalismo, intervencionismo estatal

ESTHER ALCAZAR



INSTITUCIÓN F'AMILIAR Y CAPITALISMO. INTERVENCIONISMO ESTATAL Y LUCHA DE CLASES.

2.a. Trabajo domestico y reproducción de la fuerza de trabajo.

Tratemos de comprender primero de qué hablamos cuando nos referimos al trabajo "doméstico". Su cuantificación oscila entre el 30 y el 40% del Producto Nacional -según Goldschmidt-Clermont, 1982-. No se trata de un problema específico de las mujeres, sino inherente al sistema puesto que hace al proceso de reproducción de la fuerza de trabajo. Y recordemos que la fuerza de trabajo es la única mercancía que produce valor, ya que el valor que produce es siempre superior a su propio valor (este se transforma en el salario, entendido como lo necesario para su suoervivencia, tanto en sentido estricto como en social). La diferencia entre el valor producido por la fuerza de trabajo y su propio valor es la plusvalía. Ahora bien, a ese salario, pagado como "coste de reproducción"(l. Pcchio, pag. 461) de la fuerza de trabajo, se «     le descuenta el trabajo realizado en el seno de la misma familia, ^^     el trabajo "doméstico". Es decir, "el nivel de vida de los (J-     trabajadores y sus familias está determinado por los valores de P^     uso que obtienen con el trabajo doméstico y por las mercancías ^     que compra con el salario del trabajo asalariado" (Albarracin, "*^     pag- 27). Es decir, el capitalismo, explota la separación entre el  proceso de producción de mercancías y el  proceso de reproducción de la población, para así incrementar la extracción de plusvalía.

Pero además, "El trabajo doméstico no es simplemente la combinación de tareas necesarias para la reproducción cotidiana del núcleo familiar y para satisfacer las necesidades físicas y psicológicas de sus miembros. La verdadera misión del trabajo domestico es reconstruir una relación entre producción y reproducción que tenga sentido para las personas. (...) que la relación alienada que estructura el sistema de producción y el sistema social, se invierta en el seno de la familia o, al menos, que ésta absorva sus conflictos.(.. .)El proceso de acumulación -de beneficios- utiliza las energías humanas como mercancías y La tarea del trabajo domestico es reproducir esas energías como parte integrante de las personas, tarea que sin embargo debe desarrollarse dentro de los límites de su reproducción como mercancías"... Eso hace que "Cuanto más alienados son la relación entre las personas y el sistema productivo, más pesado y difícil resulta el trabajo doméstico. Cuanto más difícil es el trabajo doméstico, más desigual es su distribución entre hombres y mujeres" (Picchio, pag. 455).

Sin embargo, cuando decimos que el proceso de reproducción social se desarrolla en el seno de la familia, es porque el capitalismo utiliza a tal fin una institución específica. Y así, igual que de la educación se encarga la escuela, o de las leyes la justicia, el capitalismo utiliza una especifica para la reproducción social, una en la que además se asienta la división sexual del trabajo. Una familia patriarcal que, tal como analizó Engels, aparece con la propiedad privada y las clases, pero que cada formación social y económica -y por tanto cada clase dominante- ha ido adaptando a sus necesidades, y en nada se parecen las situaciones de la familia sierva feudal con la obrera capitalista de hoy. Y como toda institución (superestructura), tiene una relativa autonomía de la producción (estructura), llegando incluso a roces y choques con ella.

Asi por ejemplo, la necesidad de "descongelar" mano de obra femenina después de la 2" GM, creó contradicciones en el funcionamiento institucional familiar, generó luchas y arrancó conquistas sociales del llamado Estado del Bienestar. Así, en la medida que el trabajo doméstico le permite al capital extraer una mayor plusvalía, esas conquistas sociales que obligan a que el Estado asuma una serie de obligaciones antes reservadas al hogar, llevan a considerarlas salario indirecto: "recuperan" una parte de la plusvalía extraída y "pagan" en forma social una parte del trabajo realizado en el hogar, reduciéndolo.

A su vez, el proceso de incorporación de la mujer al trabajo, provocó cambios internos en el núclo familiar, que aunque en ínfima escala, se reflejan en los tiempos de dedicación al trabajo doméstico (ver gráficos), aunque seguían reservando la responsabilidad esencial y el mayor tiempo de dedicación a la mujer. Influyó también en que lo que para el capitalismo fue una temporal descongelación de mano de obra, después se convirtió en un derecho al trabajo; o en el impulso de un movimiento feminista que tuvo efecto sobre el conjunto de la sociedad...

Es decir, como toda instiución, adquiere dinámicas relativamente propias que, siendo reflejo de la lucha de clases, a su vez inciden en ella. Pero también, y como desde cualquier institución del sistema, su autonomía es limitada: igual que no se puede cambiar el sistema desde la escuela o desde los tribunales de justicia, tampoco se puede cambiar desde la estructura familiar. Y también resulta ilusorio pensar en una institución que se transformara "aislada" del sistema, hasta dejar de ser una pieza de él, es decir imaginar la familia "ideal" desligada de su función de reproducción del sistema de clases, y en nuestra época, del capitalismo. Puede cambiar relativamente, puede incidir en la lucha interna del sistema, pero tiene sus límites en aquél. Y si la familia es la estructura esencial de la división sexual del trabajo, sólo es pensable romper con esa división, en la medida en que se acabe con el sistema y por tanto sea posible otro modelo de institución familiar. Es por eso que la lucha por la liberación de la mujer solo es realizable en el marco de la revolución socialista. Ese cambio del sistema es razón sine qua non de la emancipación de la mujer.

Pero tan cierto como lo anterior es que ningún proceso es mecánico; y así como el patriarcado ha supervivido adaptándose a distintos modelos familiares de acuerdo al sistema imperante, sólo del proceso consciente de combatirlo puede surgir un modelo alternativo que termine con la opresión de la mujer. Lenin asi lo defendía junto a Clara Zetkin ya tomado el poder en la UHSS; es parecido a lo que pLanteaba con respecto a las instituciones de la administración del estado o a ios derechos nacionales en su testamento.

2.b. Estado protector: legislación y servicios sociales.


La primera legislación protectora fue la Ley de Regulación de Minas de 1842 en GB, que prohibió el trabajo en las minas a ninos/as y mujeres. Y su análisis, contradice los planteamientos feministas que ven en esa legislación la defensa por parte de los obreros del patriarcado, en coincidencia con los intereses del capital. Así lo demuestra el pormenorizado estudio de Humphries. En aquella época, el patrón sólo pagaba a los picadores que eran quienes se encargaban de contratar a la cuadrilla que extraia el carbón hasta la bocamina, donde era pesado y pagado. Para esas funciones, los picadores llevaban a sus familias -siguiendo la tradición rural del trabajo familiar-, con lo que la mayoría del sueldo quedaba integramente en sus manos, garantizando a su vez que no le hicieran extraperlo con las vagonetas de carbón que serían defendidas incluso ante otra cuadrilla en la bocamina pues su valor iría a parar a la familia. La necesidad era tal que las mujeres incluso parian en los pozos o en la bocamina. Los abortos, los nacimientos de niños muertors, el sobreesfuerzo a edad muy temprana, etc.. incluso debilitaban a corto plazo la mano de obra necesaria. Sin embargo, pocos Lores fueron los que defendieron la ley por estos motivos.

Las razones por las que Humphries (pag. 339) opina que se impuso la ley de Minas son de diversa índole, pero apunta a una de carácter "moral" que haría a la formación de la familia obrera en el marco del capitalismo. En plena era victoriana, el capital más desarrollado, buscaría el amparo del Estado para salvaguardar sus intereses consiguiendo una mayor regularidad de los mineros en el trabajo (trabajaban 3 y cuatro dias a la semana, y "confiaban" en que su sobreesfuerzo seria seguido por toda su familia para recuperar el trabajo en los dias restantes) e imponiendo el modelo de familia capitalista que conocemos al apartar a la mujer del trabajo. De hecho imponia la división sexual del trabajo. Y hay que pensar que lo hacia en el pilar fundamental de la industrialización -el carbón cuando el impulso industrial se hacía mediante el vapor- , así que fue reproducida en la mayoría de las demás ramas.

El proceso de creciente delegación de poder por parte de los capitalistas en el Estado, llegó a un punto crucial al terminar la 21 GM. El Estado se vio en la necesidad de socializar parte del trabajo doméstico a fin de liberar suficiente mano de obra femenina para el mercado laboral. Y para ello utilizó de esa misma  mano  de  obra  más  barata  para  ofertas  servicios característicos del Estado del Bienestar, un Estado que terminaba teniendo una intervención tentacular y multiforme que invertía para garantizar las condiciones sociales de la reproducción: de vivienda a formación, salud o asistencia social, a justicia, policía...; pero tampoco de todos. Hubo un especial interés en mantener el cuidado de las critauras,  que implicaban una importante reestructuración social y una impórtate asignación de recursos, en manos mayoritariamente de las mujeres -por ejemplo, escasez de guarderías-. Eso era así, porque la necesidad del capitalismo de ese estrato especifico del ejercito de reserva que son las mujeres tenía un tiempo de vida, y podía convenir -como ocurrió- devolverlas a su "lugar". Por eso, "la asunción de responsabilidades directas con respecto a la reproducción por parte del Estado jamás se ha planteado como sustitutiva de la familia, sino siempre como complementaria. En las formulaciones de las políticas sociales siempre está implícita, de hecho, la devolución de las obligaciones domésticas a las mujeres." (Picchio, pag. 485). Por eso, entre el nacimento y el mantenimiento del "Estado del bienestar" media muche trecho. Del intento de respuesta a la situación europea de postguerra, del aplastamiento a los movimientos partisanos, la reconstrucción del continente sobre bases capitalistas, del plan Marshall... a los processos inflacionarios de los 60-70 y el interés de devolver la mano de obra utilizada a su "lugar" y achicar gastos sociales, media en el camino y la correlación de fuerzas que impone la lucha de clases. Así, a lo largo de los setenta, la progresiva sindicación de las trabajadoras, la influencia del feminismo, la necesidade de muchos hogares de trabajo de la mujer (incluso en USA, el 47%  de las familias se mantenían con los salarios, frente, frente el 29%  que lo haciá sólo con el hombre) y el fin del ideal del "salario familiar", hicieran que fuera el movimiento obrero quien, lenatamente, fuera haciendo suya la defensa de reivindicaiones como la igualdad de salarios, las guarderias, las licencias por embarazo y parto, tec... El cierto que a más proteción, menos "rentabilidad" para el capitalista, y por tanto, más dificuldade para encontrar trabajo. Pero lo que habría que ver es qué es causa y qué efecto. De lo contrario, podemos terminar apoyando todo el proceso de desregulacion a fin de abaratar costes e competir con la mano de obra de los paises dragones. En realidad, "la lucha de clases desenpeña un importante papel en la configuración de las estructuras sociales e capitalistas. En segundo lugar, que la clase trabajadora desempeña un activo y continuado papel en la lucha,  lo cual le permite conseguir avances reales, aunque estos se concreten a través de la mediación del capitalismo o del Estado... (...) En tercer lugar, pese a los avances globales que puede reportar (...) también tiene sus costes. entre estos destacam las divisiones en el seno de la clase trabajadora (...) basadas en ola posicion de trabajadores o trabajadoras (...) que sierven de base para una explotación relativa en el mercado del trabajo assalariado" (Humphries y Rubery, p. 419) y ante esas divisones en la clase que con coster de los avances globales, es ante las que hay que tener una politica. 2.C. El fin del Estado del bienestar. El 17 de abril de 1982, Reagan, como presidente de los EUA, trató de culpabilizar a las mujeres de que se alcanzase la cota del 9% de paro (después subiría aun más): "Parte de desempleo no se debe tanto a la recesiín, sino al enorme incremento del número de personas que se incorporam al mercado de trabajo y señoras, no quiero señalar a nadie en particular, pero también se debe a la ampliación del número de mujeres que actualmente trabajan y a las familias con dos personas empeadas..." (Milkmann, p. 347). En febrero del 96, Aznar, en su campaña electoral, impulsaba la image de la Sra. Botella - actual Primera Dama - como el modelo de la "Mujer-mujer", cuyi fin esencial y último sería la de acompanar a su marido y ser madre a sus hijos. Las repetitivas imágenes del dia de la investidura, seguirían marcando la misma tónica. Tanto Reagan como Aznar, invocan una ideologia que ya gozó de amplia popularidad en los años treinta en los USA y en España con el franquismo. En USA la "caza de brujas" de la reacionaria década negra de los 30, también lo fue del feminismo. Se negaba el derecho de la mujer al trabajo, culpandola del desempleo, con prohibiciones de muchas empresas al empleo femenino, particularmente al de las mujeres casadas. Se acompañó de las luchas por el "salario familiar".

El ideal del "salario familiar" (bandera de los grandes sindicatos - tanto la CIO como la AFL-) implicaba que el sueldo del hombre debia cubrir el valor de los gastos de la familia. Y aunque tras la depression, fueron muchas las mujeres que se viram empujadas a buscar trabajo por el paro de sus maridos, la ideologia dominante - incluso entre ellas - llevaba a consideralo, no una emancipación sino una "desgracia" debido a que no se habia alcanzado el ideal del salario familiar. Implicitamente significaba que si el sueldo del hombre equivalia al necesario para toda la familia, el de la mujer seria "complementario". Esa desvalorización como "segundo sueldo", hacia que los puestos de trabajo majoritariamente cubiertos por mujeres, establecieran sueldos mas bajos y que incluso que por un mismo trabajo, el salario fuero menor. Solo que Reagan no se enteró que el ideal del "salario familiar" habia ido perdiendo terreno durante la guerra, teniendo una muerte lenta con el proceso inflacionario de los 60-70 que fue acompañado del resurgir del feminismo y la generización de la reivindicación del derecho de la mujer al trabajo y su igualdad  en el mercado laboral. Por eso en el 82, fue inmediatamente censurado por la AFL-CIO, y tuvo que abandonar el argumento por la ausencia de un apoyo popular. Pero és que además, al restablecimiento de la familia dependiente solo de los ingresos del hombre sincillamente se contradice demasiado con la realidad. Y es que, de nuevo, es la correlacion de fuerzas entre las clases, las que determinan las mejores o peores condiciones para los trabajadores,my dentro de ellos, para la mujer.

Sin embargo, Aznar lo abordó en forma más pragmática. Lo ideal de la "mujer-mujer" seria aquella que no tuviera que trabajar; y eso se empalma con el sentimiento de muchas mujeres que se han visto empujadas al trabajo en las peores condiciones por la situacion de para de sus maridos. Solo que Aznar si sabe que el derecho al trabajo de la mujer es ya un derecho adquirido y que entrar en provocaciones a la clase obrera como las de Reagan podría darle un susto. Por eso, Aznar pasa a los hechos. Y la drástica redición de los servicios sociales a quien más golpeará será a las mujeres trabajadoras que sentiran incrementarse la pressión por replegarse al hogar o incrementarse las tensiones del dobre trabajo. Así achica gasto público a la vez de "reduce" el paro. Y aquí de nuevo, el gran reto es si la lucha en defensa de los servicions sociales la toma la clase en su conjunto,  o se da un retroceso en la deteriorada situación de la mujer.

1/1/2007

 
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